Escrito por: Sara Gavidia
Fotos: Jonathan Montes y Camila Belleza
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Continuamos el camino ya conociendo lo que nos esperaba, hasta que por fin llegamos, todo estaba oscuro, pero la ventaja de tal oscuridad era que podíamos apreciar el maravilloso cielo sobre nosotros, el cual tenía una belleza indescriptible. Pasaron unos cuantos minutos antes de poder instalarnos en las habitaciones y salir a tomar un delicioso caldito, preparado por la señora Elsa, quien muy amablemente nos acogió en su casa para comer nuestras comidas. La sopita estaba muy rica y fue algo que nos dio energía a todos.
Esa noche fuimos todos a dormir
temprano, ya que al no haber luz no podíamos realizar actividades entre
nosotros. La mañana siguiente llegó y los niños ya estaban en la plaza jugando
o buscándonos para estar con ellos. Estaban muy emocionados por nuestra llegada
y lo que haríamos con ellos. Les explicamos que en una hora más o menos
comenzaríamos con los juegos. Pasó la hora y nuestro gran reto llegó, todos
acomodamos nuestras cosas para presentar lo que habíamos preparado. Comenzó el
grupo que actuaba Crossy Road, luego siguió Mario Bross, a continuación Wii Sport
y por último Preguntados. Todos los grupos actuaron muy bien, siendo Wii Sport
el favorito de los niños, ya que las actrices eran verdaderamente muy graciosas
y alegres.
Pero los juegos no fueron lo
único que entretuvieron a los niños, ya que las dos profesoras de inicial, también
nos apoyaron con dinámicas entre juego y juego y el profesor Jonathan hizo al
inicio una dinámica también muy amena, la cual ayudó a darles a los niños más
confianza. Todo esto fue acompañado también de pequeños premios, resultando el
regalo más grande, una bolsa con víveres (producto del Proyecto KILO SOLIDARIO)
para cada niño y persona adulta que había asistido.
Este viaje fue muy corto, ya que
regresamos el sábado 6 nuevamente a nuestras casas. Sin embargo la alegría que nos
llevamos, fue algo que no se podría describir, todos nos quedamos muy contentos
por todas las sonrisas que sacamos en este corto plazo y esperábamos con muchas
ansias poder volver muy pronto para poder seguir disfrutando un tiempo con los
niños, quienes nos hacemos olvidarnos de nuestras comodidades, con todo el
cariño que nos muestran en cada sonrisa y gesto.
Sin luz se puede vivir, pero sin
amor nada se puede hacer… El mayor regalo no fue para nosotros algo material,
puesto que la alegría que cada niño fue la mejor recompensa para todo el
trabajo hecho.
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